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El centro terapéutico de Mérida empieza a tratar a los primeros enfermos de alzhéimer

El local de Afam presta atención personalizada a doce pacientes y tiene capacidad para un total de veinte

A. GILGADOMÉRIDA.

El consejero José María Vergeles en una de las salas del centro. / J. M. ROMERO

Lunes, 8 noviembre 2021, 08:06

Afam, la asociación formada por familiares de enfermos de alzhéimer en Mérida, se fundó hace veintitrés años. Tras una primera etapa gestionando servicios externos, en 2007 se vieron con fuerzas para impulsar un centro terapéutico que retrasara el deterioro cognitivo de sus pacientes.

Lo han puesto en marcha, por fin, en Nueva Ciudad. En un local entre el Instituto Extremadura y el Colegio Calatrava. El consejero Vergeles lo visitó ayer. 

Trabajan, sobre todo, la estimulación y la orientación de forma integral. Fisioterapia, psicología y terapia ocupacional.

«Trabajamos de forma integral, desde nuestra perspectiva, no todo vale», aclara la directora María Jesús García

El vicepresidente de la Junta valoró que sirva también de alivio para cuidadores que están pendientes veinticuatro horas los trescientos sesenta y cinco días al año. Con las nuevas instalaciones Afam da un paso definitivo. Hasta ahora trabajaban en el Reyes Huertas, pero no de forma tan intensa como ahora, que tienen sede propia.

Vergeles recordó que cuando llegó de consejero en el año 2015 recibió a Antonia Blanco, la presidenta entonces de Afam. Le mostró el proyecto que había diseñado voluntariamente un arquitecto de Mérida. Proyectó un edificio singular de diferentes colores. El consejero reconoce que fue en ese momento cuando detectó la necesidad para Mérida y la comarca.

En un primer momento se planteó hacerlo con los fondos del IRPF, pero este modelo inicial no salió adelante. Aunque sirvió para que el Ayuntamiento también tomara conciencia.

Ambas administraciones decidieron buscar un local para cederlo y ayudar a los familiares a gestionarlo.

La Junta puso después cien mil euros para reconvertirlo. Lo más importante en este camino, según concluye Vergeles, no es el dinero público, más bien la voluntad de Afam para hacer de una infraestructura un hogar donde atender a los pacientes.

El centro permite ahora a Afam optar a subvenciones del Sepad por prestación de servicios concertados, lo que facilita su viabilidad económica a largo plazo e incluso ampliar su radio de acción cuando tengan la sala polivalente que les falta.

Entrarán, a partir de ahora, en el plan de deterioro cognitivo del Sepad y en el de participación comunitaria. En función de estas subvenciones irán cuadrando el presupuesto para atender a un máximo de veinte enfermos de Mérida y de los pueblos del entorno. De momento, atienden a doce.

Mercedes Gómez es la presidenta actual de Afam. Asume que el paso que han dado marca un antes y un después para el colectivo. «El camino más duro creo que ya lo hemos recorrido. Ahora emprendemos otro para prestar un servicio muy necesario para tantos pacientes y tantas familias de la ciudad». Han diseñado una estrategia asistencial que se basa, principalmente, en las necesidades cognitivas del enfermo. «Para que se sienta todavía una persona con capacidad de decidir, de crecer y de sentir».

De forma colateral, aclara, servirá para cuidar al cuidador. Pero sin perder la perspectiva de que realmente lo relevante debe ser siempre la evolución del paciente en los efectos de su enfermedad. Tienen claro además que la única forma de conseguirlo pasa por la personalización del trato en cada sesión. «Es lo que marca nuestra diferencia».

Dinero público

María Jesús García es la psicólogo de Afam y ejerce ahora de directora y coordinadora del centro terapéutico. Ayer mostró con detalle las salas, los materiales, el método de trabajo y los recursos que emplean al consejero Vergeles. «Es importante que los responsables públicos vean en primera persona que el dinero público se ha invertido bien y para un servicio necesario». Desde que recibieron el visto bueno de la Junta y del Ayuntamiento han tardado dos años y medio en montarlo presentándose a dos convocatorias públicas diferentes. Agradece la directora el esfuerzo de las familias, de algunas empresas colaboradoras que han donado mobiliario y al Hospital Universitario de Badajoz porque ha enviado material reciclable para que lo usen. Insiste, igual que la presidenta, en que se trata de un recurso terapéutico.

«Nos queremos alejar de otros servicios que se ofertan en la ciudad. Aquí lo que hacemos es trabajar con los enfermos desde una perspectiva cognitiva. No somos una guardería. Desde nuestra perspectiva, no todo vale».

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